ASAJA Alicante denuncia el abandono absoluto del campo por parte de la Unión Europea y exige igualdad de reglas frente a las importaciones de terceros países. Por ello, anuncia que una delegación de agricultores alicantinos de la asociación, encabezada por el presidente José Vicente Andreu, estará presente en la movilización del próximo 18 de diciembre en Bruselas, donde se espera que más de 10.000 agricultores, de toda Europa, en unidad de acción, se concentren para denunciar el abandono de la Unión Europea respecto de las necesidades reales del sector agrario.
El presidente de la asociación agraria opina que “la Comisión Europea se ha convertido en el problema principal y debemos acostumbrarnos a realizar nuevos actos de protesta y alzar la voz en Bruselas. Precisamente allí, donde se toman las decisiones que afectan de forma directa a nuestros agricultores y por eso tenemos claro que es allí donde hay que presionar para que nuestras producciones puedan comercializarse con buenos precios y rentabilidad.”
La protesta, en la que ASAJA participa como miembro del COPA-COGECA (Confederación General de Cooperativas Agrarias de la Unión Europea), la mayor plataforma europea de representación agraria coincidirá con el debate de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE sobre el presupuesto europeo y mientras la presidenta Ursula von der Leyen prepara su viaje a Brasil para cerrar el acuerdo con Mercosur.
ASAJA Alicante insiste en que se legisla desde despachos que no conocen el territorio, no pisan el campo, ni mantienen contacto real con agricultores y ganaderos. “Desde una frialdad y distancia absoluta, influenciados por discursos partidistas y lobbies ecologistas que no reflejan la realidad del sector”.
Tres ejes principales
Los agricultores europeos, incluidos los alicantinos desplazados a Bruselas, exigirán “soluciones audaces y tangibles” basadas en tres ejes fundamentales:
- El impacto de las políticas verdes de la UE. El Pacto Verde y los objetivos medioambientales tienen que restringirse en los próximos años. Estas medidas “verdes” están teniendo un impacto negativo tangible y acelerando la crisis de rentabilidad y falta de competitividad de los agricultores europeos. Las soluciones pasan por establecer un modelo más equilibrado entre la producción agraria y el medio ambiente, que contemplen una agricultura que respete el medio ambiente y no una agricultura subordinada a él. En ASAJA Alicante insistimos que la sostenibilidad también implica rentabilidad.
- Una PAC fuerte, común y bien financiada después de 2027, con un presupuesto que garantice estabilidad y viabilidad para las explotaciones, con un presupuesto. “La PAC debe ser una herramienta de futuro, no una trampa burocrática que expulsa a los agricultores”.
- La política internacional de la UE. Exigimos reglas comerciales justas y transparentes que protejan los estándares europeos y eviten la competencia desleal de terceros países. “Nos obligan a producir con normas más estrictas mientras permiten la entrada de productos que no las cumplen, la llegada de plagas y, además, nos dejan sin materias activas eficaces para defender nuestros cultivos”. La reciprocidad debe ser innegociable: quienes exportan a Europa deben respetar las mismas exigencias fitosanitarias, medioambientales, laborales y sociales que se imponen a los agricultores europeos. La falta de control está agravando un serio problema de sanidad vegetal por el incremento de plagas importadas, y resulta imprescindible disponer de protocolos ágiles que permitan autorizar excepcionalmente productos cuando la urgencia lo exija.
Asimismo, la política comercial de la UE debe revisarse con mayor rigor, especialmente en acuerdos con terceros países como el Mercosur. Es necesario modificar los tratados para incorporar cláusulas espejo que garanticen igualdad de condiciones y limitar aquellos acuerdos con países que no estén dispuestos a aplicarlas. Solo así se podrá proteger la competitividad, la seguridad vegetal y la sostenibilidad de la agricultura europea.
En definitiva, necesitamos una Europa diferente, de la que nos sintamos parte, y no enemigos en nuestra propia casa. “Lo que exigimos es justo: las mismas reglas de juego para todos los que producimos y comercializamos frutas y hortalizas. Sin excepciones. Sin dobles estándares”.















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